domingo, 27 de junio de 2010

Siglo de oro español


Podríamos considerar que el Siglo de Oro español comienza en la segunda mitad del siglo XVI, cuando tras las crisis sociales surgidas en Castilla, Valencia y Mallorca, Carlos I estabiliza su Imperio y consolida un Estado Moderno con una Monarquía absoluta. Social y económicamente, España encara una fase de expansión. La plata de los tesoros que se extraen de América, así como la herencia que el Rey acopia en sus manos de reinos de medio Europa favorecen al desarrollo del país.

La creatividad y la producción artística empiezan a desarrollarse poco más tarde, a finales ya del siglo, con el Renacimiento. Entrados ya en el XVII, y mientras la sociedad española empieza a vivir su declive, producto de la progresiva ruina a la que se ve sometido el Estado español para mantener todas sus colonias, el Siglo de Oro, en su vertiente cultural llega a su auge de la mano de nuevas corrientes artísticas: el Manierismo y el Barroco.

La expulsión de los moriscos, las guerras de separación de Portugal y Cataluña, los bandidos, la falta de recursos que provenían de América, cada vez más escasos, inciden en el proceso expansionista del Imperio. Comienzas las derrotas exteriores y con ellas, el desmembramiento del Reino.

sábado, 26 de junio de 2010

El Arte Barroco


LA PINTURA. Una de las manifestaciones más brillantes del siglo fue, sin duda, la pintura. El conocimiento del mundo estaba en constante expansión. La visión del arte cambia, entonces, desde una contemplación serena del Renacimiento a una observación activa, con especial atención a la incidencia de la luz en las escenas, así como una tensión vibrante y una sensación de movimiento en las composiciones. Esto se manifiesta también en los diseños de arquitectura barroca, que por sus adornos y complejos arabescos sugieren, de alguna manera, movimiento. Los artistas flamencos y holandeses se destacan en la época. Flandes permanece bajo el dominio español, y es una región católica y de gobierno absolutista. Holanda se independiza en 1648 y es calvinista y gobernada por el constitucionalismo. La visión holandesa de pintores como Vermeer, Rembrandt, o Frans Hals es más simple y austera, y promocionada y dedicada a un público de burgueses ricos calvinistas, que eran mayoría en Holanda. Se traduce en escenas de la vida cotidiana y paisajes. Los flamencos, como Rubens o Van Dyck se enfocan más en la pintura religiosa o cortesana. La atmósfera húmeda de Holanda le da a los cuadros matices muy cambiantes de luz y colores muy variados. Los españoles, como Velázquez o Murillo, primero estuvieron unidos a la escuela de los pintores italianos, pero después adquirieron su propia fuerza expresiva. Velázquez con colores muy simples lograba armonías perfectas, y composiciones enigmáticas y profundas. Murillo, aparte de la pintura religiosa, hacía también escenas de la calle, enfoques populares. Entre los franceses están el dibujante Callot, que pintó escenas de la Guerra de los 30 años y de mendigos de un realismo impresionante, y Nicolás Poussin, que se dedicó a escenas de la historia sagrada y logró una hermosa simetría y claridad de formas. En general, toda la pintura del período fue realista, se pintaba reproduciendo tal cual lo que se veía, en un contexto histórico donde no cabía la ambigüedad y la interpretación demasiado subjetiva. El valor preponderante de la época era el razonamiento lógico y la interpretación del mundo en detalle, y esto se expresaba plenamente en la visión artística.




Audiolibro de "Don Quijote de la Mancha"

Realidad y ficción en el Quijote

Miguel de Cervantes, autor de Don Quijote de La Mancha intentará en el transcurso de la novela persuadir al lector de que las aventuras del valiente caballero Don Quijote son reales y verídicas. Conjuntamente, para concretar su objetivo, se hará valer de todos los argumentos y pruebas necesarias para introducir al leyente en un plano en el cuál se mezclan la realidad y la ficción constantemente, producto de la locura que presenta el protagonista principal.

El señor Alonso Quijano se encuentra alentado por el interés de imitar y convertirse en uno de aquellos caballeros que recorrían el mundo con el afán de socorrer a los débiles, luchar contra los malvados para reestablecer el orden o ganar nuevas tierras haciendo reinar la justicia. Pero el problema que se le presenta se ve incitado por la pugna entre la realidad y la ficción: Quijote quiere conquistar tierras bajo el título de caballero, pero la realidad le juega una mala pasada porque ya no hay caballeros andantes, ya nadie los respeta ni considera válidos los valores o reglamentos de la Caballería y el protagonista se encuentra ante un mundo menos pasional, más frío, donde los conflictos ya no se dirimen entres caballeros, sino mediante guerras que son cada vez más organizadas.

Por otro lado, se hace evidente la existencia de un choque entre realidad y ficción porque Don Quijote no saca “lecciones de realismo” luego de los errores que comete, (por ejemplo enfrentando un rebaño de ovejas creyendo que eran soldados, o desafiando molinos creyendo que eran viles gigantes), sino que se los atribuye a maleficios realizados por “el sabio Frestón”. Podríamos analizar, entonces, que la realidad comienza a ser afectada por la ficción ya que Don Quijote nunca admite estar confundido o equivocado, y a razón de ello, los personajes que giran en torno a él o de su entorno también comenzarán a ser afectados a lo largo de la novela. Podríamos añadir, también que este proceso se incrementa cada vez más, ya que al dividirse el texto en dos partes y al leer con observación la segunda podremos resaltar que comienzan a aparecer personajes que ya han leído la primer parte e interactúan con Don Quijote creando un espacio cada vez más real, pero partiendo de bases ficticias.

Por otro lado cabe prevalecer que cuando los amigos de Don Quijote (que podrían ser interpretados como los encarnadotes de la realidad) intentan salvar a éste de su locura, (quemando los libros de caballería presentes en su casa), también utilizan recursos ficticios para explicarle a Don Quijote la faltante:

“No era el diablo –replicó la sobrina-, sino un encantador que vino sobre una nube una noche, después del día que vuestra merced de aquí se partió, y apeándose de una sierpe en que venía caballero, entró en el aposento , y no sé lo que hizo dentro, que a cabo de poca pieza salió volando por el tejado y dejó la casa llena de humo.” 1


En conclusión, la relación ficción/realidad es uno de los aspectos más relevantes en la novela de Cervantes, ya que la caracteriza otorgándole originalidad en la manera de resolver el uso de los recursos necesarios.

Bibliografia

http://sobrehistoria.com/el-siglo-de-oro-espanol/

http://cervantescervantescervantes.blogspot.com/

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