sábado, 26 de junio de 2010

El Arte Barroco


LA PINTURA. Una de las manifestaciones más brillantes del siglo fue, sin duda, la pintura. El conocimiento del mundo estaba en constante expansión. La visión del arte cambia, entonces, desde una contemplación serena del Renacimiento a una observación activa, con especial atención a la incidencia de la luz en las escenas, así como una tensión vibrante y una sensación de movimiento en las composiciones. Esto se manifiesta también en los diseños de arquitectura barroca, que por sus adornos y complejos arabescos sugieren, de alguna manera, movimiento. Los artistas flamencos y holandeses se destacan en la época. Flandes permanece bajo el dominio español, y es una región católica y de gobierno absolutista. Holanda se independiza en 1648 y es calvinista y gobernada por el constitucionalismo. La visión holandesa de pintores como Vermeer, Rembrandt, o Frans Hals es más simple y austera, y promocionada y dedicada a un público de burgueses ricos calvinistas, que eran mayoría en Holanda. Se traduce en escenas de la vida cotidiana y paisajes. Los flamencos, como Rubens o Van Dyck se enfocan más en la pintura religiosa o cortesana. La atmósfera húmeda de Holanda le da a los cuadros matices muy cambiantes de luz y colores muy variados. Los españoles, como Velázquez o Murillo, primero estuvieron unidos a la escuela de los pintores italianos, pero después adquirieron su propia fuerza expresiva. Velázquez con colores muy simples lograba armonías perfectas, y composiciones enigmáticas y profundas. Murillo, aparte de la pintura religiosa, hacía también escenas de la calle, enfoques populares. Entre los franceses están el dibujante Callot, que pintó escenas de la Guerra de los 30 años y de mendigos de un realismo impresionante, y Nicolás Poussin, que se dedicó a escenas de la historia sagrada y logró una hermosa simetría y claridad de formas. En general, toda la pintura del período fue realista, se pintaba reproduciendo tal cual lo que se veía, en un contexto histórico donde no cabía la ambigüedad y la interpretación demasiado subjetiva. El valor preponderante de la época era el razonamiento lógico y la interpretación del mundo en detalle, y esto se expresaba plenamente en la visión artística.




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